Francisco De Venanzi y su trilogía de valores: El bien, la verdad y la belleza

Augusto De Venanzi

Resumen

Palabras pronunciadas por el Dr. Augusto De Venanzi, hijo del Dr. Francisco De Venanzi, en el marco del centenario de su natalicio y de la entrega del premio “Francisco De Venanzi a la trayectoria del investigador universitario en la UCV” Exalta la personalidad y su creatividad asi como su impulsor de progreso. Destaca el pensamiento de Francisco De Venanzi y lo relaciona con la verdad, el bien, y la belleza como ideales de la Universidad. Describe la dura y difícil situación de la universidad venezolana, la cual ha sido suficientemente denunciada y plantea la lucha por su rescate.

Palabras clave: Francisco De Venanzi (1917-2017). Premios Francisco De Venanzi, UCV; APIU/UCV; Ciencia venezolana ; Universidad Central de Venezuela; Política científica; Política universitaria.



Francisco De Venanzi and his trilogy of values: Good truth and beauty (Speech)

Abstract

Francisco De Venanzi and his trilogy of values: good truth and beauty. (Speech) Words pronounced by Dr. Augusto De Venanzi, son of Dr. Francisco De Venanzi, in the framework of the centenary of his birth and the award “Francisco De Venanzi to the career of the university researcher at the UCV” It exalts the personality and its creativity as its promoter of progress. It highlights the thought of Fco De Venanzi and relates it to the truth , the good, and the beauty as ideals of the University. It describes the hard and difficult situation of the Venezuelan university, which has been sufficiently denounced and raises the struggle for its rescue.

Key words: Francisco De Venanzi (1917-2017). Francisco De Venanzi Awards; UCV; APIU/UCV; Venezuelan Science; University. Disponible en: https://youtu.be/Wal_IEWAhj0


  1. Departamento de Sociología Universidad de Indiana EE.UU. [email protected] (Discurso)

Envío por este medio un caluroso y efusivo saludo a los miembros de la comunidad ucevista, representada por sus máximas autoridades Dra. Cecilia García Arocha, Rectora; Dr. Nicolás Bianco Vice Rector académico; Dr. Bernardo Méndez Vicerrector administrativo y Dr. Amalio Belmonte Secretario. También va mi saludo cordial para los miembros del Consejo Directivo de la Asociación para el Progreso de la Investigación Universitaria (APIU), en especial a su presidente Dr. Alexis Mendoza León, a la Dra. Consuelo Ramos De Francisco (Presidente saliente) y al Dr. Ernesto Fuenmayor secretario general del Consejo Directivo de la Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia (ASOVAC), quienes tuvieron a bien invitarme a pronunciar estas palabras en la ocasión de celebrarse los 100 años del natalicio de mi padre el Dr. Francisco De Venanzi, en el marco de la entrega del premio que lleva su nombre. Felicitaciones a los profesores galardonados.

I

La obra de Francisco De Venanzi se encuentra enmarcada dentro de una trilogía de valores fundamentales y firmemente arraigados en sus sentimientos como meta suprema de la educación universitaria, son ellos: el bien, la verdad y la belleza. Estos valores, decía De Venanzi, deben ser nuestro norte aun a sabiendas de lo difícil que es alcanzarlos en toda su plenitud para los hombres comunes entre los cuales decía encontrarse. Resaltaba, que estos preceptos debían prevalecer en todas las actividades universitarias, incluida la investigación, y que ello permitiría la promoción de las causas mas nobles de la humanidad y evitaría la consecución de fines destructivos, bélicos o nocivos para las sociedades.

Hay un fuerte componente ético en la doctrina universitaria de De Venanzi. En 1950 expresa al hablar de las responsabilidades de la universidad que su finalidad es crear y difundir las ciencias y la cultura, orientar al hombre hacia su perfeccionamiento espiritual, preservar la libertad y las condiciones que aseguran la máxima justicia social. Así mismo, la educación superior debía realizar una contribución efectiva que garantice los derechos humanos. También advierte sobre las inadecuadas aplicaciones tecnológicas y la tergiversación de la ciencia en el cientificismo.

En un país joven y atrasado De Venanzi se convirtió en un entusiasta investigador de la medicina experimental, un precursor de los estudios sobre nutrición, proteínas y vitaminas; un defensor incansable de la libertad de cátedra y la autonomía universitaria; presidió la redacción de la ley de universidades de 1958; fue rector de la Universidad Central de Venezuela en una época muy difícil; fundó la ASOVAC, la Facultad de Ciencias de la UCV, su Instituto de Biología Experimental, su Instituto de Tecnología de Alimentos; fue director fundador del Centro de Investigación en Cáncer de la Sociedad Anticancerosa; codirector del Instituto de investigaciones médicas de la fundación Luis Roche; creó el Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la UCV; fue cofundador de la revista Acta Médica Venezolana y de Acta Científica Venezolana; fue cofundador del CENDES y participó activamente en la reorganización del IVIC.

Sólo una persona guiada por los más altos ideales e inspirado por el bien, la verdad y la belleza, pudo realizar una obra de tal magnitud. Según Arístides Bastidas, citando palabras de Antonio Machado: De Venanzi fue, en el más amplio sentido de la palabra, bueno, integral, recio, creador, amigo de la verdad y del hombre. Yo agregaría lo que muchos de nosotros percibimos en él: un espíritu optimista, poseído por lo que él llamaba un “impulso de progreso” y siempre confiado en las potencialidades del porvenir.

II

Mención especial en esta exposición merece el tema de la investigación universitaria. Si hay algo que sobresale en la personalidad, en la carrera universitaria y en la obra general del Dr. Francisco De Venanzi, es su incansable compromiso para con la pesquisa científica. Considera que tanto la investigación básica como la aplicada representan palancas fundamentales para salir del atraso. En su pensamiento sobre la investigación destaca un número de postulados generales y una convicción sobre la necesidad de crear un marco institucional sólido necesario para llevarla a cabo.

Entre los postulados tenemos que la Universidad debe estar al servicio del desarrollo y los intereses de la población del país, que una universidad que no crea conocimientos languidece y cae en una rutina esterilizadora y que la investigación tiene un carácter irrenunciable para el profesor universitario.

La acción de De Venanzi en el marco institucional se desplegó en múltiples dimensiones: por un lado la creación de dependencias al interior de la Universidad Central tales como el Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico; la Facultad de Ciencias; el Centro de Estudios del Desarrollo; el Instituto de Estudios Políticos y el Instituto de investigaciones Periodísticas. También contribuyó a la fundación de organismos extra universitarios como el CONICIT. Por otro lado, sus esfuerzos se tradujeron en la fundación de importantes foros científicos como la ASOVAC y la APIU.

La Facultad de Ciencias fue creada por el doctor De Venanzi el 13 de marzo de 1958. Al momento de su fundación la Facultad integró cuatro áreas del conocimiento: biología, física, matemáticas y química. A estas cuatro disciplinas iniciales se agregó luego la Computación. Se incrementaron las dotaciones de biblioteca y se incremento el espacio físico. Más adelante se fortalece la Facultad con la creación de cuatro institutos: Biología Experimental, Tecnología de Alimentos, Zoología y Ecología Tropical y Ciencias de la Tierra, cada una de ellas albergando importantes unidades de investigación. La Facultad de Ciencias decía De Venanzi debe ser la abanderada del desarrollo de la investigación en la Universidad y el núcleo más poderoso creador de conocimientos originales. Según De Venanzi la facultad de Ciencias y la de Humanidades constituyen los motores básicos de la universidad moderna. Esto no debemos olvidarlo. No obstante, la Facultad de Ciencias, al igual que otras facultades pertenecientes a la Universidad Central, ha sufrido en su funcionamiento a causa del cerco presupuestario de que ha sido objeto la Universidad a manos del actual gobierno nacional.

Con respecto a los Foros científicos fundados por De Venanzi debemos referirnos, con especial afecto, a la ASOVAC y la APIU.

En 1950, De Venanzi creó la Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia con el propósito de establecer vínculos entre científicos y como foro para la promoción de la actividad científica y de investigación. En el Capítulo Primero de los estatutos que elaboró la Comisión Organizadora de la ASOVAC, se establece que el desarrollo científico contribuirá a crear nuestro bienestar material y moral y formará un orden social nuevo constituido por factores humanos libres de prejuicios y supersticiones, de dogmatismos y esclavitudes.

ASOVAC también surge como medio de enfrentar y tratar de resolver los factores negativos que dificultaban el progreso de la investigación, que eran realmente considerables y capaces de anular las voluntades más decididas, entre otros: Escasas remuneraciones, limitaciones de equipos y de fuentes bibliográficas, falta de apoyo técnico y otras facilidades fundamentales.

En un artículo de 1966 titulado ASOVAC 66, el Dr. De Venanzi realiza un balance de las actividades realizadas por ASOVAC desde su fundación y concluye que, afortunadamente, la asociación está sembrada hondamente en el sentir de los científicos venezolanos. Señala que la Revista Acta Científica aparece regularmente y que las convenciones anuales vienen realizándose de manera continua. No obstante, sostiene que la labor científica ha estado limitada por la incomprensión, las condiciones políticas desfavorables y la destructividad del medio.

Están por cumplirse 67 años de la fundación de ASOVAC y poco parece haber cambiado. Aun continúan presentes muchos de los problemas que afectaban de manera negativa la investigación científica, en tanto otros se han agravado de manera palpable. El editorial de la revista Acta Científica Venezolana correspondiente a Febrero de 2016, expresa que los responsables de velar por el bienestar de la república se han dedicado al cultivo del populismo y la arrogancia política. Entre tanto, el sueldo de los educadores e investigadores es totalmente insuficiente, en tanto existe un descuido de toda la infraestructura educativa del país. En resumen, señala el editorial, se explota la ignorancia como instrumento político.

Por otro lado, el informe de gestión del Consejo Directivo para el período 2013-2016 señala que la ASOVAC ha dedicado parte de sus esfuerzos a evidenciar el estancamiento de los presupuestos universitarios. También se habla sobre la disminución del número de afiliados a ASOVAC producto de la escasa motivación para investigar, la fuga de talentos y las jubilaciones.

No obstante, ASOVAC ha aumentado su influencia a través del tiempo con la creación del Festival Juvenil de la Ciencia, la organización de talleres científicos, el programa “ciencia en la calle” y el “Happy Hour” con la ciencia entre otros. Todo ello con presupuestos bastante limitados.

Otro importante foro científico lo representa la Asociación para el Progreso de la Investigación Universitaria (APIU). Fundada en 1977 por el Dr. De Venanzi y un distinguido grupo de colaboradores, se propuso constituirse en un foro para la promoción y difusión de la investigación universitaria. También buscaba constituirse en una fuente de información para sus miembros y la comunidad académica.

La APIU publica desde 1994 Tribuna del Investigador, una publicación multidisciplinaria y digital que se ha mantenido a lo largo de los años como medio para facilitar a los investigadores la divulgación de sus trabajos de investigación, así como también como un espacio para el análisis y discusión de temas de interés para la comunidad universitaria en general. En uno de sus artículos correspondientes al año 2013, la Dra. Consuelo Ramos de Francisco señala “que hoy a duras penas algunas instituciones sobreviven, que los laboratorios están desprovistos de sus recursos lo cual no permite dictar la mejor docencia ni promover la investigación. Sostiene que el sistema científico venezolano se halla desarticulado y carece del foco necesario para servir de palanca al desarrollo nacional. Así mismo argumenta que las revistas científicas venezolanas asisten y viven el peor momento de su historia, ya que el programa nacional que llevaba el ejecutivo nacional de cofinanciamiento a las revistas científicas se ha suspendido”.

En el mismo volumen de 2013, el Dr. Machado Allison realiza un diagnóstico sobre los motivos que han producido la crisis de la ciencia y de las universidades. Sostiene, que el sector universitario nacional se enfrenta posiblemente, a una de las crisis más profunda de su historia: amenazas a la autonomía; falta de programación del sector universitario, carencia de políticas de desarrollo científico y humanístico; multiplicación de centros para-universitarios y menosprecio por la producción de conocimientos.

Efectivamente, durante los tres últimos lustros, el gobierno nacional ha desestimado la importancia de la investigación para el desarrollo. Podría hablarse de una falta absoluta de visión con respecto del desarrollo y del papel de la ciencia en dicho proceso. El gobierno y sus representantes se han limitado a sugerir de manera accidental la aplicación de técnicas arcaicas e ineficaces para satisfacer las necesidades de una población que alcanza los treinta millones de habitantes.

Entonces, las críticas esgrimidas por el Dr. De Venanzi en un artículo publicado el año de su muerte y titulado la SORDERA CIENTIFICA siguen vigentes. Los políticos, dice De Venanzi, parecen nacer con un defecto congénito de los oídos: la sordera científica. No quieren escuchar sobre la importancia de dedicar más recursos al desarrollo científico ni por mantener su sistema en buenas condiciones de funcionamiento.

III

A los fines de preparar estas palabras he tenido la ocasión de releer la obra autonomista del Dr. De Venanzi. Dicha lectura contribuyó a nutrir el renovado interés que durante los últimos años ha crecido en mí sobre este crucial tema y me ha permitido llegar a comprender su significado e importancia a más profundidad. Dos motivos han generado mis nuevas reflexiones sobre la autonomía.

El primero se refiere a que en las universidades Norte Americanas, donde actualmente trabajo, el concepto autonómico es prácticamente desconocido. Las autoridades universitarias son simplemente designadas por Juntas de Consejeros externas, en tanto todas las materias, incluida la estabilidad docente y los ascensos, son decididos al final del proceso por los rectores de forma unipersonal. Las votaciones del senado – o consejos universitarios- se reducen a recomendaciones dirigidas al rector y los vicerrectores para la toma de decisiones conclusivas. A esto se une lo que yo he llamado el asalto a las universidades públicas: los presupuestos son reducidos de manera permanente y programas académicos que no producen dinero son marginados o eliminados. Ello obliga a restringir ciertas actividades y aumentar las matriculas estudiantiles de las universidades públicas que de por si son muy elevadas. Entre los programas más afectados por este desfavorable modelo corporativo se encuentran los programas humanísticos y en especial la filosofía. En mi opinión, la falta de autonomía hace prácticamente imposible oponerse de forma eficaz a estas tendencias censurables.

El segundo motivo que me lleva a reflexionar de nuevo sobre la relevancia de la autonomía tiene que ver con el tratamiento oprobioso que el estado y el gobierno nacional vienen ensayando contra las universidades venezolanas. En efecto, el estado venezolano ha intervenido el sistema electoral interno establecido en la Ley de Universidades, en tanto el gobierno propone sistemas electorales universitarios de corte populista ajenos a la misión académica de la universidad. Por otro lado, grupos afectos al gobierno producen el caos y la violencia dentro de los recintos universitarios, a lo cual se añade la actividad delictiva impune de grupos bien organizados y armados que saquean y destruyen el patrimonio material e intelectual de los institutos de investigación y otras dependencias educativas. Viene al caso mencionar, entre otros, el robo y daño al Instituto de Biología Experimental y al Instituto de Medicina Tropical que han sido víctima de estas agresiones por parte de los llamados colectivos. Finalmente, la política salarial del gobierno con respecto a las universidades ha producido efectos considerablemente adversos para el bienestar del profesorado.

La autonomía según De Venanzi es el sine qua non de la vida universitaria. Sin ella la vida y el pensamiento universitario se hallan limitados y la universidad no puede cumplir con su misión esclarecedora. Adicionalmente, destacaba De Venanzi, la autonomía representa la mejor manera de proteger la libertad de cátedra e investigación. Dicha libertad, aunada al auto-gobierno universitario, sirve a los fines de limitar la interferencia al pensamiento crítico dirigido a buscar las soluciones más favorables para el progreso del país. Dicha interferencia, agregaba, suele provenir del sistema político y en ocasiones de los medios de opinión que no valoran el pensamiento independiente, y no respetan la diversidad de ideologías y opiniones.

Quisiera traer a colación aquí las palabras, hoy vigentes, que De Venanzi expreso el 14 de junio de 1961 en el marco de una campaña en contra de la Universidad, su régimen autonómico y sus dirigentes:

Para ciertos sectores de la sociedad venezolana no cabe una Universidad como la nuestra donde se respetan todos los idearios, cumpliendo con el imperativo nacional y universalista de desarrollar la ciencia y la cultura. Destruir un sistema universitario que funciona sobre principios tan diferentes tiene que necesariamente convertirse en una de las metas más importantes de estos sectores opuestos al progreso.

Cuan vigentes resultan hoy las palabras de De Venanzi en defensa de la autonomía universitaria que le tocó defender a capa y espada. Debemos tener presente que la autonomía no es una ofrenda que se nos ha dado. Por el contrario, ha implicado una lucha de siglos y de muchas generaciones. En sus escritos De Venanzi rastrea los orígenes de la autonomía durante la era colonial, luego en el pensamiento de Vargas, quien la solicita al Libertador para la Universidad y destaca en múltiples ocasiones su grave revés durante la dictadura en 1951.

Con base en lo anterior, De Venanzi viendo hacia el futuro, dice: “la autonomía siempre habrá de estar amenazada y ha de sufrir fuertes impactos negativos que los universitarios deben revertir. Pero las universidades y su régimen autonómico han logrado salir siempre victoriosos de las interferencias y limitaciones impuestas sobre ellas por regímenes políticos vergonzosos”.

IV

Para finalizar debo mencionar que en la actualidad toca a las universidades a nivel internacional y nacional asumir una responsabilidad muy grande.

En los países avanzados de Occidente las universidades deben prepararse para defender el pensamiento crítico, la racionalidad científica frente a los llamados hechos o verdades alternativos, el respeto por las minorías y la diversidad hoy amenazados por el avance de pujantes movimientos neo-fascistas.

A nivel nacional, la universidad democrática debe, siguiendo el ideario de De Venanzi, ir al encuentro de la población para explicarle como debe usar y defender sus garantías constitucionales y señalarle cuando estas están en peligro. Según De Venanzi, la democracia y el auto-gobierno universitario representan en sí mismos un modelo a seguir por la sociedad en su conjunto.

De Venanzi era muy optimista en cuanto a la existencia de las reservas insospechables que alberga la comunidad universitaria para defender la vida democrática y el orden civil basado en el respeto a la ley.

Es más, no debemos olvidar que como lo decía De Venanzi: la universidad democrática ha sido un baluarte de lucha continua y tenaz contra el despotismo que como enfermedad social se desencadena cíclicamente sobre nosotros. Sensible como quizá no pueda serlo institución alguna al atropello de los derechos ciudadanos, la Universidad continuará siendo baluarte de hondas reivindicaciones, cumpliendo así en todo su alcance el papel cívico que ha logrado crear dilatada y honorable tradición histórica.

Por último, la lucha por el rescate de la universidad democrática y su sistema autonómico debe estar arraigada en valores trascendentales que, por su fuerza intrínseca, logren aglutinar las mejores voluntades. Me aventuro a proponer la trilogía de valores que inspiró a De Venanzi -el bien, la verdad y la belleza- como aquellos ideales superiores que habrán de guiar a los universitarios en sus luchas por reconstruir una universidad y un país a la medida de las necesidades de la sociedad venezolana.

Muchas Gracias

Discurso disponible en

https://youtu.be/Wal_IEWAhj0

https://www.youtube.com/watch?v=Wal_lEWAhj0&ab_channel=AugustoDeVenanzi