Reflexiones sobre el Oficio de Profesor Universitario

Jorge Mostany

Doctor en Química (1994), Profesor-Investigador, USB
Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales. Universidad Simón Bolívar.
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Resumen

Reflexiones del Prof. Jorge Mostany sobre la labor de un professor universitario en el marco de un foro organizado por la APIU en el año 2013.

Palabras clave: Presupuesto universitario; crisis académica; investigación; investigadores venezolanos.

Abstract

Jorge Mostany’s reflections on the work of a university professor in the framework of a Forum organized by the APIU in 2013.

Keywords: University Budget; Academic Crisis; Researh; Venezuelan Researchers.


Introducción

En julio del 2013, la Asociación para el Progreso de la Investigación Universitaria de la Universidad Central de Venezuela (APIU/UCV), mientras la comunidad universitaria estaba inmersa en la discusión de la primera convención colectiva única del sector universitario, consideró oportuno realizar el foro ”¿QUÉ ES UN INVESTIGADOR?: TRABAJADOR DOCENTE O PROFESOR - INVESTIGADOR” en el cual tuve el gusto de participar junto a distingidos colegas universitarios todos vinculados a investigación en sus respectivas áreas. El propósito de la APIU era a mi entender, resaltar que la crítica situación del momento no solo tenía relación con la situación salarial del sector universitario sino con la amenaza que representa el considerar al personal académico universitario como “trabajadores docentes” sobre la actividad medular de la universidad: la generación de conocimiento. Por ello el título de la convocatoria, que a modo de pregunta invitaba a reflexionar sobre cual es el papel del profesor universitario: desempeñarse como un “trabajador docente” tal como propone la pretendida “reforma universitaria” o ejercer como profesor investigador tal como entiende el sector académico de la educación superior ?.

Mi primera reflexión fue algo amarga. Personalmente hubiese preferido que el título de la convocatoria fuese por ejemplo, “HORIZONTES DE LA CIENCIA VENEZOLANA DEL SIGLO XXI. “COMO AUMENTAR EL NÚMERO Y LA CALIDAD DE NUESTROS INVESTIGADORES UNIVERSITARIOS: HACIA EL LIDERAZGO CIENTÍFICO GLOBAL”, por considerar que discutir sobre el tema de si los profesores universitarios son “trabajadores docentes“ o investigadores es un despropósito completamente divorciado de lo que la mayoría de los países entienden perfectamente: competir en la carrera por la excelencia académica en plena “era del conocimiento” es la única forma de lograr mayores cuotas de bienestar y calidad de vida, así como ofrecer oportunidades de ascenso social a sus ciudadanos. El problema está en que vivimos momentos aciagos en los cuales “calidad”, “liderazgo” o “globalización” son anatemas. La inclusión no se vincula con la calidad, el liderazgo reside en una sola persona y la sociedad representa una masa homogénea donde destacar es discriminatorio y el interés por incorporarse a los retos globales es interpretado como un desdén por lo autóctono, folklórico y nacional.

En estas breves líneas trataré de ilustrar, una vez más, tal como se ha insistido hasta el cansancio que la investigación original y de calidad es inherente a la labor universitaria y que los países comprometidos la investigación gozan de mejores estándares de calidad de vida y oportunidades para sus ciudadanos. Es lamentable tener que ocuparse de estos temas en un país que en algún momento fue un ejemplo para Latinoamerica en ese sentido. Hoy parece haber olvidado lo aprendido y concentrado sus esfuerzos en destruir lo logrado durante varias décadas, como demuestran el éxodo de intelectuales, la merma en el número de publicaciones, el estado ruinosos de nuestras universidades y centros de investigación.

Una meta compartida, profundas diferencias en como alcanzarlas

Para poner en contexto la discusión, es conveniente consultar la “misión” y “visión” de los responsables de definir y gerenciar las políticas universitarias del país: en la página del Ministerio de Educación Superior1 podemos encontrar los siguientes planteamientos: “Para la nueva denominación de Ministerio del Poder Popular expresa la clara necesidad de transformación de este órgano del Ejecutivo Nacional y de su ámbito de competencia, en función de la construcción y fortalecimiento del Poder Popular, como imperativo fundamental para la superación del modelo capitalista y la creación de una sociedad nueva, que ha de gestar su propio modelo: el socialismo del siglo XXI.”

1. (http://www.mppeu.gob.ve/web/index.php/organizacion/mision)

“Sus referentes fundamentales son las líneas estratégicas del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social de la Nación: el impulso a la nueva Ética Socialista, la búsqueda de la Suprema Felicidad Social, el fortalecimiento del Poder Popular y la Democracia Protagónica, el Modelo de Producción Socialista, la nueva Geometría del Poder, la afirmación de Venezuela como potencia energética mundial, la unidad latinoamericana y caribeña, la solidaridad con los pueblos del Sur y la lucha por un orden internacional justo y solidario. En este sentido, las tareas fundamentales de la gestión del Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria se enmarcan en la decisión de transformar la institucionalidad del Estado, fortalecer el poder popular y avanzar en la construcción de una sociedad socialista”

Nadie en su sano juicio puede estar en contra de que los venezolanos seamos muy felices, gocemos de una democracia sólida, nos formemos y ejerzamos profesionalmente de manera plena para lograr ser un país productivo, líder en la región y el mundo y aspiremos a contribuir a un orden mundial más justo y equitativo, pero tampoco podemos permanecer indiferentes al hecho de que a tres lustros de emprender esta noble tarea bajo las premisas ideologicas de un supuesto “socialismo”, los resultados apuntan en sentido contrario: hoy tenemos en las manos un país dividido, improductivo, en las últimas posiciones en todos los indicadores internacionales de eficiencia, productividad y desarrollo, sumido en la violencia e incapaz de abastecerse a si mismo. El análisis de todos estos indicadores deberían ser suficientes para encender las alarmas y poner en tela de juicio la validez y efectividad de las políticas impulsadas hasta el momento, incluyendo las relativas a la actividad científica. Sin embargo, la actitud es otra: la crisis se enfrenta profundizando las causas que llevan a ella, lo cual solo puede llevar a un resultado final: la perdida total de la capacidad de producir conocimiento científico relevante y la subordinación a lo que inventen y desarrollen los demás. Triste perspectiva…

Se trata pues de la colisión de dos concepciones diametralmente opuestas de cómo lograr los objetivos arriba mencionados, en los cuales todos podríamos estar de acuerdo sin mayores diferencias. Ello ha llevado a un enorme desgaste a lo largo de 15 años caracterizados por el desencuentro, la falta de comunicación y el deterioro progresivo de las instituciones (tanto en su planta física como en su capital humano). Resumiendo y para describir someramente donde están las diferencias de fondo entre el ejecutivo y las universidades, analizemos este esquema:

Reflexiones sobre el Oficio de Profesor Universitario

Los objetivos de un proyecto político y sus estrategias son evidentes de esta breve enumeración de líneas de acción. La masificación de la educación universitaria como dispositivo populista, sin atender a la calidad o el rendimiento de las instituciones es una clara característica, que tiene por objetivo además de cosechar votos electorales, la formación de cuadros políticos que realimenten el nuevo “status quo”. El control absoluto del gobierno sobre las universidades es también indispensable y se ha avanzado en este sentido a través de distintos tipos de violencia; desde la violencia física, expresada en los incontables ataques de bandas armadas oficialistas a diferentes campus universitarios a la violencia legal expresada en forma de decisiones del Tribunal Supremo de Justicia, imponiendo reglamentos, anulando elecciones y destituyendo funcionarios, pasando por la violencia presupuestaria, eficientemente articulada a través del estrangulamiento financiero de las instituciones a través de reiteradas reconducciones presupuestarias amén del desconocimiento de acuerdos gremiales como las normas de homologación entre otras.

Inevitablemente, en esta crítica situación tanto la docencia como la investigación han sufrido un duro golpe en los últimos tres lustros. El éxodo del personal académico a otros países o actividades profesionales, el incremento de las solicitudes de jubilación apenas cumplidos los plazos contemplados en la ley y la escasez de profesionales calificados interesados en hacer carrera académica (apreciable en la cantidad de concursos desiertos) reflejan una realidad inocultable: el sector universitario está viviendo una de las crisis mas profundas de su historia y no hay signos de que haya voluntad de corregir.

En este preocupante panorama general, la situación actual de la investigación universitaria ha sufrido un deterioro muy significativo y por tanto la calidad de la educación universitaria, su pertinencia y la formación de sus estudiantes. Por ser el tema de este foro, nos concentraremos exclusivamente en ese punto, refiriendo al lector a otros estudios mas detallados2, 3 para los otros aspectos mencionados.

2. Reflexiones y Propuestas para la Educación Universitaria, Academias Nacionales de Venezuela, Caracas, 2012 pp. 133.
3. Propuestas a la Nación, Academias nacionales de Venezuela, Caracas 2011, pp. 203.

La investigación científica y la universidad venezolana

La nueva contratación colectiva denomina “trabajadores universitarios” al personal académico de las universidades. Si a primera vista son solo palabras, es importante prestar atención a ellas: encierran una intención, en este caso evidente. Bajo esa definición todos somos iguales, trabajadores de un estado patrono que decide sobre todos los aspectos de nuestra vida académica. Dentro del “colectivo” “trabajadores universitarios”, los profesores dan clases, los obreros se encargan del mantenimiento de la planta física y los empleados dedicados a la administración se encargan de gestionar la operatividad de la universidad y la ejecución del presupuesto, mientras que los estudiantes universitarios se dedican a ir a clase. Todos en igualdad de condiciones, ergo, detentando igual responsabilidad en la elección de autoridades e igual injerencia en los diferentes aspectos de la actividad universitaria, aunque ellas no tengan nada en común entre sí. El precepto constitucional que define la comunidad académica como integrada por profesores y estudiantes, queda anulada bajo la imposición de esta visión igualitaria y populista. En este esquema la investigación tal como la ha entendido la comunidad universitaria, evaluada por pares, pública y visible internacionalmente y sometida a rigurosos estándares de calidad queda fuera de juego. La ilusión de la utilidad inmediata, la exigencia de cubrir ejecutorias deficientes de otros entes y organizaciones gubernamentales y una vez mas, el populismo que privilegia el folklore y la invención popular sin consideración de la calidad ni control de la ejecución presupuestaria, han desvirtuado el oficio de investigador que nunca había recibido tantas invectivas como en estos tres lustros.

El punto que queremos hacer en este escrito es que la investigación es consustancial con el oficio de profesor universitario. No se enseña lo leído en libros si no aquello que forma parte de la experiencia profesional como investigador del profesor/investigador universitario. Se aprende a investigar investigando y se enseña una disciplina transmitiendo la experiencia en abordar problemas complejos de manera sistemática y rigurosa. Los estudiantes, para obtener su título, deben buscar y comprender información relevante, diseñar experimentos y realizarlos adecuadamente, analizar los datos e interpretarlos en función del conocimiento disponible o proponer nuevas interpretaciones y sobre todo aprender a comunicar su trabajo, bien sea en congresos o frente a un tribunal de evaluación el día de su defensa. Hemos sido testigos en innumerables ocasiones de cómo los estudiantes al culminar este proceso son más maduros, desarrollan su sentido crítico, se expresan con total propiedad y lo más importante: se sienten en capacidad de resolver nuevos problemas de forma original y rigurosa. Este es un aspecto poco considerado cuando se habla de la “pertinencia” de la investigación, pretendiendo clasificar la investigación en “pertinente” o “impertinente”, cuando las verdaderas categorías de la ciencia son simplemente la buena y la mediocre, con todas las gradaciones intermedias según el caso.

Quienes generan conocimiento en Venezuela

En el reciente conflicto universitario de 2013, el ministro de Educación Universitaria del momento declaró que de las universidades nacionales, solo el 15% se habían sumado a las acciones de protesta en contra de la contratación colectiva única. Lo que no se mencionó es que ese 15% de las instituciones universitarias produce mas de la mitad del conocimiento científico formal del país. La situación actual de la Investigación en Venezuela ha sido descrita en detalle recientemente (ver ref. 2). Solo para dar una idea de la situación y origen de la investigación que se realiza en nuestro país, valgan estos breves indicadores:

  • 10% de los profesores universitarios hacen investigación indexada
  • 90 % de los investigadores están en las universidades (86 % en las públicas)
  • 50 % investigadores venezolanos: LUZ, ULA, UCV, USB
  • 60 % publicaciones Web Of Science: LUZ, ULA, UCV, USB + IVIC

Lo primero que llama la atención es el pequeño porcentaje de profesores que cumplen con el perfil de profesor-investigador: 10 %. Esta cifra es escandalosamente baja si la premisa de que la investigación es parte integral de la labor universitaria. También refleja de manera contundente que el sector privado realiza muy poca investigación lo cual habla de un nivel de desarrollo bastante elemental y que muchas universidades públicas y las universidades privadas centran su labor de formación en el aula y no en los laboratorios. Se observa que en la mayoría de las universidades públicas se realiza muy poca investigación evaluada por partes externos, pues mas de la mitad de las publicaciones generadas proviene de cuatro universidades públicas autónomas y un instituto de investigación. En el pequeño segmento de instituciones que publican sistematicamente se incluye al IVIC, que es un centro de investigación, no una universidad. Sin embargo, posee importantes programas de postgrado y realiza un aporte muy significativo en la formación de profesionales de cuarto nivel.

Investigación científica y calidad de vida

En el ámbito científico, desde la creación en Siria (siglo IX DC) de tribunales médicos para la evaluación de los informes de médicos tratantes o mas recientemente, la iniciativa de Henry Oldenburg, editor fundador de la revista Philosophical Transactions of the Royal Society en 1665, de realizar el primer proceso registrado de revisión por pares, someter los resultados de un trabajo de investigación a un proceso de revisión y crítica por parte de expertos del área en cualquier parte del mundo ha sido eficiente para garantizar su calidad, hacerlo visible a nivel global y favorecer el establecimiento vínculos con personas que trabajan en áreas o problemas semejantes en cualquier parte del mundo.

Muchos países vecinos, inclusive los aliados políticos de la actual dirigencia venezolana han iniciado agresivos programas de estímulo a la productividad científica: el proyecto Prometeo de Ecuador aspira hacerlo atrayendo investigadores internacionales en áreas de su interés, Brasil mantiene programas de captación de estudiantes de postgrado y profesionales para reforzar sus competencias en áreas estratégicas, Colombia tiene planes de estímulo a la productividad científica que ha significado un incremento muy impactante en el número de publicaciones científicas (sobrepasando ya a Venezuela), por no hablar de los países desarrollados que lo han hecho de manera sistemática a lo largo de su historia. Estos países han entendido que hay una correlación entre su grado de desarrollo científico y su nivel de desarrollo, que al final de cuentas se traduce en bienestar y mejor calidad de vida para sus ciudadanos.

Para ilustrar este punto, presentamos la correlación entre el índice de desarrollo humano y el número de publicaciones científicas por millón de habitantes. El Índice de Desarrollo Humano (IDH) es un índice compuesto que mide el avance promedio de los países en tres dimensiones básicas del desarrollo humano: (i) una vida larga y saludable medida por la expectativa de vida al nacer, (ii) el conocimiento adquirido, medido por la tasa de alfabetización adulta combinada con la relación de ingreso a la educación primaria, secundaria y terciaria y (iii) un estándar de vida aceptable medido por el producto bruto per capita en US$ con paridad de poder de compra. No por casualidad esta relación, que se muestra en la figura 1, agrupa a los países desarrollados en el percentil superior y a los países con precarios índices de desarrollo en las últimas posiciones. El IDH no es un indicador estrictamente monetarista, propio del ultraliberalismo económico. Es un indicador que engloba lo económico y lo social y que evidentemente nos está arrojando un mensaje cuando estudiamos su relación con la actividad científica de un país.

Reflexiones sobre el Oficio de Profesor Universitario
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Fig. 1.- Correlación entre el índice de desarrollo humano y el % de publicaciones por millón de habitantes

En la Venezuela actual, sin embargo, hay funcionarios públicos que desdeñan las publicaciones que por razones de visibilidad y alcance son escritas en inglés, consideran que publicar es regalar el conocimiento al sistema imperialista y que en conjunto el publicar es una actividad elitista de un grupito de personas que solo buscan nutrir sus egos. Pobre perspectiva, poco compartida por nuestros vecinos que aprovechan el espacio que hemos dejado de ocupar en la generación de conocimiento de la región para ocuparlos ellos.

La inversión en Cyt y su eficiencia: comparación con un vecino

Otro ejercicio que permite identificar rápidamente la magnitud y eficiencia del gasto público en ciencia y tecnología (CyT) es comparar algunos de nuestros indicadores básicos con los de otros países. Particularmente interesante es la comparación con países vecinos, por su proximidad geográfica y cultural, considerando que los voceros oficiales se ufanan de los volúmenes elevados de inversión en CyT (2.54 % del PIB, ciertamente una cifra astronómica para el tamaño del sector de investigación nacional).

Inversión en I+D y productividad: comparación Venezuela / Brasil

Datos 2008. Fuente RICYT - Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología Iberoamericana e Interamericana.

Es inmediatamente aparente que Brasil es mas eficiente en su gasto público en CyT que Venezuela: tiene un porcentaje mayor de investigadores por habitante, y producía para 2008, el triple de publicaciones que Venezuela por cada 1000 habitantes, todo ello destinando una cantidad sustancialmente menor de su PIB al financiamiento de este sector. Una de las diferencias está en qué consiste la “inversión en CyT” en los diferentes países: para unos es inversión en becas de maestría y doctorado, financiamiento de propuestas de investigación de calidad y fortalecimiento de la infraestructura de universidades y centros de investigación, para otros significa la instalación de centros populares de conexión a internet (cyber-cafes), el fomento de los saberes y creencias populares y la compra de tecnología “llave en mano”, como los satélites Simón Bolívar y Miranda, etc.

Conclusiones

Esta breve relación de algunos aspectos relacionados con la situación y condicionantes de la investigación universitaria en nuestro país debe llamar a la reflexión y más aún, a la acción inmediata. Los síntomas son preocupantes pues el país aparece como diseñado para el fracaso: el colapso de la educación primaria y media deposita a las puertas de la universidades a un contingente de nuevos estudiantes con severas deficiencias en su formación en ciencias naturales y en su capacidad de leer, escribir y expresarse apropiadamente. La asfixia presupuestaria a deteriorado la infraestructura y el capital humano a niveles críticos, dificultando la posibilidad de hacer una buena investigación y por ende, formar profesionales altamente capacitados. La burocratización y el control de cambio dificultan de manera extraordinaria la adquisición de equipos científicos, reactivos y materiales para la investigación, así como el acceso a información especializada y la dotación de bibliotecas. El desconocimiento a la importancia de la investigación de calidad y la orientación de los fondos públicos a actividades mas cónsonas con un objetivo político específico han debilitado sustancialmente las líneas de investigación consolidadas del país e impedido el surgimiento de nuevas iniciativas de calidad. Los bajos salarios y las precarias condiciones de trabajo han ocasionado el éxodo masivo del personal académico a otras actividades o a otros países donde pueden desarrollar sus ideas en mejores condiciones.

En este contexto, mi respuesta a la pregunta formulada por APIU en este foro, es la siguiente: el profesor universitario debe ser un investigador y su gobierno debe entender la importancia estratégica de su actividad para lograr una mejora en la calidad de vida de sus ciudadanos y un mayor liderazgo en el contexto local y mundial. A ello contribuye el fortalecimiento de la educación desde los niveles básicos hasta el cuarto nivel, el estímulo a la profesión universitaria por la vía de ofrecer salarios dignos y valorizar la carrera académica, una rigurosa evaluación de desempeño y la exigencia de producir constantemente conocimiento validado por pares a nivel internacional. Debemos de dejar atrás el término “personal docente” para entendernos como “personal académico”, con todas las implicaciones que ello conlleva en términos de responsabilidad en la generación de conocimiento. La autonomía universitaria es un ingrediente imprescindible para el libre flujo de ideas y visiones y para orientar la investigación en el sentido correcto. Los gerentes públicos deben entender a las universidades como universidades, no grandes colegios donde se imparte clases en un pizarrón. Por último, debemos estimular el intercambio con el mundo, tanto nuestros vecinos como el llamado primer mundo, entrar en la exigente carrera por la excelencia en la que están comprometidos los países líderes en desarrollo. A la luz de los comentarios expuestos y de las cifras reportadas preguntese usted: ¿En cuantos de estos puntos estamos comprometidos y activos actualmente?