Tejiendo la red de conocimientos

En junio del año 2005 se realizaron las primeras Jornadas Interfacultades de la UCV, promovidas por el Programa de Cooperación Interfacultades (PCI) de esta Universidad, reflexionando sobre las formas de tejer una red de conocimientos, que es la idea-fuerza de este Programa.

El PCI es una de las innovaciones reformadoras más recientes que se han emprendido en la UCV. Como lo señalamos cuando estaba en sus primeros pasos, es un intento por derribar muros entre Facultades y Escuelas, por ensayar la comunicación entre disciplinas y conocimientos más allá de las divisiones burocráticas de los compartimientos estancos en los cuales se da la administración académica.

Los promotores del PCI, encabezados por la Dra. Ocarina Castillo, que fue su primera Coordinadora e impulsora, fueron las Facultades de Humanidades y Educación, de Ciencias Económicas y Sociales y de Ciencias Jurídicas y Políticas. Con el pasar de los años se han incorporado las Facultades de Arquitectura y Urbanismo, de Ingeniería, de Ciencias y de Odontología.

El PCI ha permitido y logrado que estudiantes de pregrado de las Facultades y Escuelas que se han adherido a este Programa, puedan cursar materias en cada una de ellas y le sean reconocidos los créditos académicos como parte de su carrera de origen. Posteriormente ha extendido esta posibilidad al área del postgrado y, más recientemente, al trabajo de investigación entre personal académico de distintas Facultades.

Aunque las reformas universitarias suelen toparse con la resistencia al cambio, una de las vías que han tomado las que han progresado es formular programas de adhesión voluntaria que al mostrar sus ventajas producen una reacción en cadena que los va multiplicando, penetrando en muchos de los poros de la institución universitaria.

El PCI ha mostrado que la vía de reformas incrementales puede construir viabilidad a transformaciones que van modificando la trama institucional universitaria con efectos tan radicales como muchas que se quedan en el deseo y los buenos propósitos. La reforma incremental no niega propósitos ambiciosos, pero sí los hace posibles sin esperar a un momento estelar que nunca llega (típico de la estrategia de todo o nada), y abona el camino para otras reformas en ámbitos diversos.

Los textos que aquí se presentan, cuya publicación era un compromiso pospuesto de la Asociación para el Progreso de la Investigación Universitaria (APIU) y de su revista Tribuna del Investigador, no pierden vigencia por la espera. Son la mayoría de ellos los que se expusieron en el foro inaugural de esas Jornadas, unos tal como se presentaron entonces, otros en las versiones posteriores que los autores le dieron los ponentes Dyna Guitián, Claudio Bifano, Ignacio Avalos, Levy Farías y Luz María Barreto, a los cuales se agrega las intervención del Dr. Víctor Rago en ese evento y una conferencia de Ocarina Castillo que es muy pertinente para completar el material presentado.

Tejer una red de conocimientos, sembrar y hacer progresar la interdisciplinaridad, la multidisciplaniradad y transdiciplinaridad, es una ruta que permite que desde cada disciplina y desde su óptica se pueda contribuir a una visión integral de las diferentes aristas que supone cada problema abordado siendo sensible y tomando en cuenta lo que desde otros puntos de mira nos urgen a tomar en cuenta para entender cabalmente los orígenes y consecuencias de cada campo del conocimiento, que es una construcción social y que no se puede enclaustrar porque está inmersa en una atmósfera de influencias múltiples.

Este es un enfoque que debe ser sembrado y desarrollado por estos espacios del cultivo y la producción del conocimiento que son las universidades. Es una ruta que permite que el conocimiento producido y difundido sea capaz de reflejar la diversidad de influencias y enfoques, enriquecidos no sólo por el encuentro de disciplinas sino por una óptica que las reúna para dar cuenta de su complejidad y su mutua interdependencia. Ello sólo es posible si somos capaces de tejer una red de conocimientos que desde distintos nodos la construya para dar lugar a un enfoque que produzca la sinergia de múltiples aportes que aprenden a entenderse y colaborar entre sí.

Los textos aquí presentados apuntan a ese objetivo, un propósito de tejer una red de conocimientos que todavía tiene un largo camino por recorrer, pero que ya se ha iniciado. El reto es hacerla progresar mucho más intensamente en una sociedad en la cual el conocimiento se ha hecho en el factor clave, no sólo para la producción sino para que sus beneficios sean accesibles a todos.

Alberto Lovera